martes, 30 de agosto de 2016

Discurso de Perón del 30 de agosto de 1973



Discurso del Teniente General Juan Per6n en el
Sal6n de Pasos Perdidos del Congreso Nacional ante
Legisladores de ambas Cámaras el 30 de agosto de 1973

Señores legisladores:
,
Mis palabras primeras serán para pedir disculpas por
haber venido un poco tarde a conversar con los compañeros
y con los señores legisladores del Congreso Nacional.
Esto ha sido debido a que mi estado de salud durante
un tiempo me obligó a permanecer tranquilo, y ahora,
que ya he comenzado a tomar contacto, se me han acumulado
una cantidad de compromisos que voy cum- ·
pliendo paulatinamente. Por eso, les pido disculpas por
no haber dado prioridad a esta obligación tan elemental
de llegar con mi saludo y con mi afecto a los señores
legisladores del Congreso Nacional. ·
He querido llegar hásta acá para sintetizar las ideas
que surgen del conocimiento paulatino que vamos tomando
de la situación nacional. Desgraciadamente, esa
situación nacional · no es nada alentadora. Es indudable
que durante muchos años las instituciones han ido trastrocando
sus funciones, y paulatinamente degenerando
en una dirección que no es ni ha sido la más conveniente
para la comunidad ..
En esto los argentinos tenemos que hablar sin reservas
mentales, porque la situación se puede ir compulsando
a medida que es posible ir penetrando en los distintos
factores y circunstancias que juegan tanto en la situación
poi ítica como en la social, económica, cultural,
etcétera. Recién ahora, a base de los informes que he ido
recibiendo, puedo decir con toda franqueza cuáles son
las ideas que nosotros debemos contemplar en estos
momentos, para encarar una solución que, con todo, no
es nada fácil.
Creo yo, y así lo he trasmitido a muchos señores-
especialmente, dirigentes pQI íticos con quienes he
mantenido y mantengo un permanente contacto- que la
situación de la República Argentina -y esto lo digo con
la experiencia que presupone mi larga preocupación por
la cosa pública durante los dos períodos constitucionales
de gobierno que me ha tocado desempeñar en el pasado-,
creo que la situación argentina es de tal naturaleza,
que es imprescindible que todos los argentinos,
deponiendo todas las pasiones que puedan habernos animado
y todas las controversias que podamos haber desarrollado
en el pasado, nos persuadamos de la necesidad
de que todos unidos y solidarios, nos pongamos a resolver una situación que, de otro modo, puede conducirnos
a un desastre futuro.
Sería largo, y no quiero entrar en detalles que los
señores legisladores conocerán perfectamente, como
yo, ya que han comenzado a tomar parte· de la investigación
de muchos asuntos que, indudablemente, son
parte de ese panorama que estoy comentando.
Es indudable que el Gobierno, por las circunstancias
conocidas, ha tenido estos cambios y variaciones.
Y que al conformarse un nuevo gobierno, cualquiera
sea el candidato que tome la responsabilidad, debemos
asegurar para esta etapa una acción mancomunada, sin
la cual el país no tendr~ ~ucho que agradecernos.
Pienso yo ·que el raís, durante este primer Gobierno
del Pueblo, es necesario que fo consideremos como en
un estado de emergencia. Lo mismo que ha sucedido
en otros países, que, al terminar una gran guerra o
ante una gran catástrofe, declaran el estado de emergencia,
en el cual toda otra consideración de segundo
orden pasa a ser suprimida, para ir a lo fundamental,
que es la salvación de la comunidad, fuera de la cual
no hay solución pars nadie, porque nadie ha de realizarse
en una comunidad que no se realiza.
En este sentido es que yo he querido llegar hasta
los compatriotas legislad<>res de todos los sectores.
Cada uno ha de estar animado de los mismos sentimientos,
con la misma sinceridad con que deben compulsarse
estos problemas. En consecuencié:, se descarta ·
la buena inten~ión y la buena fe sh reservas mentales
de ninguna naturaleza, como debemos hablar hoy
todos los argentinos., si es que tenemos el deseo de q'ue ·
el país salga adelante, como debe salir Pn poco tiempo.
Los dos Gobiernos -el que transcurrió desde el 25
de mayo y el que está actualmente en la dirección del
Estado- han recibido una planificación que no es de
ahora. Si nosotros recién comenzáramos a estudiar los
problemas y a preparar una planificación, llegaríamos
tarde. Este trabajo hace ya varios años que en nuestro
Movimiento, organismos perfectamente orgánicos han
venido estudiando los problemas, de manera que el
Gobierno ha rtcibido el producto de toda esa planificación y de esos estt:~dios, especialmente en el aspecto
económico, que es por ahora uno de los más importantes,
fuera del poi ítico, que es el más importante de
todos.
La solución del problema poi ítico dará lugar a las
demás soluciones. Pero el problema económ'ico es de
una importancia extraordinaria. Por eso se ha venido
trabajando intensamente, y todos los proyectos de
leyes que se han pasado a la consideración de los señores
legisladores, han sido estudiados profundamente y
pertenecen a un plan de conjunto, como deben ser los
planes que elaboremos en el presente, pensando en ei
futuro inmediato.
Por eso yo hago de esta oportunidad, una ocasión
para pedirles a los· señores legisladores que contempfen
y aceleren los estudios de todos los aspectos del con·
junto de leyes económicas, sin las cúales hay detenidos
algunos · planes que solamente podrán ejecutarse a través
de estas leyes. O, de lo contrario, será peor, por·
que habrá que hacerlo sobre contratos, diremos de
intención, que no es lo mismo que poder hacer ya los
contratos definitivos, porque la ayuda que nosotros necesitamos
y que está en marcha, no hay que desperdiciarla,
porque en esto, como en todas las ocasiones de
la vida, al hierro hay que doblarlo cuando está calien·
te. Y en este momento, nosotros tenemos oportunidad
. de poder asimilar una enorme ayuda que quizá en el
futuro no sea de ta misma cantidad y de la misma calidad.
Este es un .. p~di'do que yo hago a los legisladores
especialmente, porque estoy siguiendo muy de cerca
toda esa legislación. Hay que darse cuenta de que tampoco
ésta es una legislaCión que fijaría con carácter
definitivo, porque cualquier defecto que durante la
• ' · marcha pueda observarse, es susceptible de corregirse
inmediatamente por una nueva legislación que los señores
legisladores tendrán en sus manos y bajo su responsabilidad.
De manera que lo que queremos es que no se pierda
tiempo. Ya esto puede ponerse en marcha, y eso es .
de una importancia decisiva para fa solución de muchos
problemas económicos que están pendientes.
de tratar et problema poi ítico. Ese problema poi ítico
para nosotros puede ser absolutamente decisivo .
Existen circunstancias que estaría de más que yo
comentara, porque los argentinos somos pocos y nos
conocemos bastante bien. Es necesario, a través de un
buen procedimiento, sincero, leal y patriótico, que descarte
toda posibilidad de otras desviaciones, siempre
posibles, si son ayudadas por los dirigentes poi íticos.
El dirigente poi ítico en la República Argentina,
como en casi toda Latinoamérica, tiene un momento
de la vida en que debe contemplar con gran prudencia
y penetración su situación.
Las comunidades modernas, como los pueblos, no
valen ni por la cantidad de territorio, ni por la cantidad
de- habitantes, sino por la calidad de los dirigentes
poi íticos que las encuadran y las conducen.
Es precisamente desde esta premisa donde las fuerzas
que han venido actuando por la dependencia han
especulado. y han especulado con mucha sabiduría.
Hemos observado que desde hace muchos años los
dirigentes políticos han sido objeto de una denigración
permanente. Es decir, hay una organización que se ha
encargado de llevar a la conciencia de mucha gente,
fácil de convencer, que el poi ítico es siempre un venal,
un léidrón, un sinvergüenza y un hombre que no ama a
su patria. Y esto, desgraciadamente, se ha hecho cierto
en . muchas oportunidades, y nosotros, los poi íticos, hemos
sido los mejores colaboradores que esas · patrañas
han ten ido, porque nosotros nos hemos encargado de
decirnos todas esas cosas todos los días, aun a sabiendas
de que eran falsas y que servían a otros intereses
que no eran los intereses del pueblo arqentinQ.
Esto, señores, es un asunto ya muy conocido y
que pertenece a la historia. Y aunque no han transcurrido
en algunos casos los veinticinco años que permiten
las publicaciones, podemos saber perfectamente
cómo se han gestado y por qué.
Todo esto para nosotros ha comenzado en 1956,
con la primera reunión de presidentes de América, que
se realizó en la dudad de Panamá y a la que concurrieron los jefes de estado de las veintiuna naciones latinoamericanas.
En esa primera conferencia de presidentes de América,
yo, que estaba exiliado en Panamá, tuve la ocasión
de meter la nariz desde lejos; pero la metí porque
entre los jefes que asistieron tenía buenos amigos,
que en el total de la información, uno de ellos, hom bre
de gran claridad, me dijo: "Vea, todo esto ha sido
con un solo objeto. E 1 solo objeto con que se ha hecho
esta conferencia ha sido expresado en los últimos
d(as de .la Conferencia por el presidente Eisenhower,
que ha dicho como una guerra internacional entre los
países latinoamericanos ya no ·sería posible en el futuro,
pues las fuerzas convencionales -es decir, ejército,
marin .a y aeronáutica- habrían perdido su razón de ser
anterior. Pero como el comunismo era el enemigo que
teníamos en el Continente, esas fuerzas debían dedicarse
exclusivamente a combatir al Comunismo".
Aprobada esta idea, se estableció una reunión de
los comandantes en jefe para dos años después , en San
José de Costa Rica. En el interregno, entre el 56 y el
58, se invitó a los jefes a las visitas consabidas , y en el
Pentágono probablemente les hicieron el lavado de cerebro
correspondiente, se establecieron cursos especiali zados
de las fuerzas del Caribe en el canal de Panamá, y
dos años después se realizó la conferencia de San José.
Pero lo importante viene después. A raíz de eso,
todos los países latinoamericanos cayeron en manos de
dictatluras militares. Las consecuencias las sacará cada
u no de ustedes.
Y es curioso que juntamente con esa acción, donde
indudablemente ha habido cuestiones inconfesables,
arreció de una manera tremenda el ataque contra los
dirigentes políticos de toda Latinoamérica. Los diarios,
revistas y, como digo, desgraciadamente nosotros
mismos, nos encargamos de sacarnos el cuero mutuamente,
en favor. de una causa que real mente era una
infamia. Por eso creo yo que contra toda esa existencia
debemos reaccionar. Ya no es posibTe que sigamos
nosotros sirviendo a intereses hábilmente tramados,
pero que van tras finalidades contra las cuales todos
nosotros estamos decididos a combatir. Es decir, una
dependencia bajo la cual ningún país podrá realizar su
propio destino.
Pienso yo que todas esas circunstancias han de sernosotros, los poi íticos,- tan denigrados durante tantos
años, a pesar de todos los sacrificios que hemos sopor-tado
para servir de alguna manera a la patria, de la
manera en que cada uno de nosotros la entiende.
Señores, podría comentar que el haber estado tantos
años lejos del país, me ha permitido conocer muchas
cosas que aquí, con el tráfico gallináceo de firmar
decretos de todos los días en la Casa de Gobierno, no
se pueden conocer. Pero nosotros debemos comenzar a
pensar ya en grande. Ese juego de enanos que se ha
dado en muchas oportunidades, tenemos que abandQnarlo.
Tenemos que empezar a pensar que form~mos
parte de un Continente cuyo destino es envidiable, aun
para los · superdesarrollados, que se están quedando sin
las riquezas naturales, y pensando que nosotros, los
que disponemos de esas reservas, seremos los ricos del
porvenir, en tanto ellos serán los pobres del futuro.
Es indudable que todo este juego de la poi ítica
.internacional que busca una dependencia, no es una
cosa que se realiza solo, porque Dios es grande y misericordioso.
Este es un proceso que está en marcha
desde que terminó la segundé;! guerra mundi~l. Es decir
que los que han destruido ecológicamente sus zonas de
supervivencia, echan sus ojos hacia las zonas de grandes
reservas que todavía existen en la Tierra, no porque
hayamos sido muy previsores para no destruirlas,
sino porque no hemos tenido ocasión de hacerlo.
Pensemos en esta gran ~nseñanza, porque la etapa
que viene de acá al comienzo del siglo xxJ -él temido
año 2000- ha de ser de grandes pre\lisiones, si no queremos
sucumbir. De ahí que nuestra política internacional
ha de estar dirigida a la unidad latinoamericana
y a la con·formación de un Continente unido, solidario
y organizado, para defenderse.
Nada hay hoy más imp·ortante en la poi ítica internacional
que eso, porque si no nos organizamos y preparamos
para defendernos, nos lo van a quitar todo
... , por teléfono, si es necesario. Hay que pensar,
señores, en que ya el mundo -y, sobre todo, los grandes países- está pensando en que esta evolución que
nosotros hemos presenciado, va a desembocar, Quizás
antes que comience el siglo xx1, en una organización
universalista que reemplace al continentalismo actual.
Y en esa organización universalista se llegará a establecer
un sistema en que cada país .:tendrá sus obligaciones,
vigiladas por los demás, y obligado a cumplirlas
aunque no quiera, porque es la única manera en que la
h4manidad puede salvar su destino, frente a la amenaza
de la superpoblación y de la destrucción ecológica
del mundo.
Es así que nosotros debemos comenzar a pensar; y
debemos comenzar a pensar, también, que ese universalismo
ha de ser organizado por alguien, y que si nosotros
no nos disponemos también a intervenir en La
organización de ese internacionalismo, todos nuestros
años de lucha por liberarnos serán inútiles , porque si
los imperialismos actuales imponen el ritmo de esa universalización,
lo harán en su provecho, no en el nuestro.
Señores: por eso pienso que frente a los enormes
problemas que los argentinos de la generación que nos
sigue a nosotros deberán resolver, ·son de una importa~
cia tal, y tan llenos de peligros y de acechanzas,
que si no se los descarta por una acción que comencemos
desde ahora, es probable que lleguemos en retardo
a la solución de esos problemas, y que, en consecuencia,
paguemos también como pagan todos los que llegan
tarde.
Señores: yo no quiero abundar sobre todos estos
problema~; pero lo que sí q~iero, es tratar de despertar
en el ámmo de los argentmos que debemos unirnos
para resolver estas minucias de nuestra poi ítica interna,
porque tenemos delante de nosotros una juventud a la
cual tendremos que legarle algo positivo, y lo positivo
q.ue podemos- legarle es lo que hagamos para· las soluciones
del futuro mediato. Si no, la juventud tendrá
un dfa derecho a decir que nosot~os hemos sido unos
patanes que no hemos sabido resolver un problema
que en ese momento ellos verán con una claridad meridiana.
Seamos capaces de pensar, seamos capaces de
prever, y empeñémonos en las empresas importantes,
con todo el empeño que debemos poner, dejando las
cosas subsidiarias y secundarias -como es la poi ítica
interna-, para résolver entre amigos que buscan y
quieren un destino común.
Nuestro Gobierno ya está dentro de estas orientaciones,
y el Poder Ejecutivo está obrando dentro de
ellas. Es así que hemos corregido muchas cuestiones
que nos presentaban equívocamente frente a un mundo
que nos está observando.
Dentro de pocos días se realizará la segunda reunión
de países no alineados. Nosotros estamos y estaremos
allí, estaremos dentro del concepto de lo que
esa gente defiende: un tercer mundo. Un tercer mundo
que en el futuro no dejará que los imperialismos puedan
resolver el problema de la organización universal
en su provecho y beneficio, y en perjuicio de todos los
demás.
No somos fuertes, pero somos muchos. Hace
treinta años, de este país salió la idea de una tercera
posición, enunciada en 1944. Como digo, lanzada en
1944, cuando estaba terminando la guerra. En consecuencia,
para esta clase de pensamientos no estaba el
horno para bollos. Cayó aparentemente en el vacío, y
hasta hubo algunps, ingenuos en el fondo, que se rieron
de nosotros.
Pero han pasado treinta años, y hoy las tres cuartas
partes del mundo están decididas y encaminándose
hacia ese tercer mundo, que ha de ser salvador, porque
no está tras las objetivos mezquinos que los imperialismos
han sostenido, sostienen y sostendrán . en el futuro.
Yo pienso, señores, que en eso es en lo que no podemos
dejar de estar en claro.
Ahora, con referencia a esa poi ítica interna que
también entre nosotros tiene su importancia -salvando,
sin duda, ese gran plafond donde debemos poner
la inspiración y el pensamiento para ese futuro al que
debemos y tenemos derecho a aspirar-, es indudable
que ha llegado el momento de que la poi ítica argentina
cambie totalmente. Seguiremos respetando, indudablemente, los principios democráticos en los que se ha
fundado nuestra nacionalidad.
Pero no dejaremos de obedecer también a esa evolución
que nos lleva hacia otras direcciones, que no
son las mismas. La democracia tiene en su concepción
integral, infinito número de gradaciones y de matices.
Se pueden cumplir, como se han venido cumpliendo
en todas las etapas de la evolución de la humanidad.
Un Medioevo creó su sistema, el sistema feudal.
Las nacionalidades crearon su sistema demoliberal. El
continentalismo crea su sistema eminentemente social.
El hombre no interviene sino subsidiariamente en
la evolución. La evolución es obra del determinismo, y
a veces del fatalismo histórico. El hombre cree que él
lo hace. iPobre ingenuo! El sólo crea un s.istema periférico,
para poder, como una montura, acomodarse y
cabalgar sobre la evolución y sobre la etapa de la evolución
que le toca vivir.
Así hemos sido feudales, demoliberales, socialistas
hoy; porque el mundo va, indudablemente, en esa dirección,
y no sabemos qué seremos en la etapa universalista,
que está más próxima de lo que todos nosotros . .
1maqmamos.
El Medioevo duró quinientos años, pero se andaba
en carreta. En la época del automóvil, el demoliberalismo
duró dos siglos, el diecinueve y veinte. E 1 continentalismo,
en la época del jet, iquién sabe si llega al
año dos mil! Empezará un nuevo sistema, que ha de
caracterizar las nuevas formas de la organización universal,
en la que todos los países han de comprometer
sus destinos, si no quieren sucumbir.
Porque este problema se resuelve de dos maneras:
buscando la solución geopolítica que permita una mayor
producción y una mejor distribución de los medios
de subsistencia; ése es un camino. El otro es la
bomba de cien megatones, que también será una solución,
si la insensatez de los hombres no ha acertado a
resolver el problema por la vía geopolítica.
Me temo mucho que eso pueda suceder, porque
veo cómo se comienzan a defender las formas, desde
ahora, de una situación injusta para el noventa por
ciento del mundo. Es allí donde debemos inspirar
nuestra poi ítica, sin ocuparnos inútilmente de las palabras. No; 'son los hechos los que han de movilizar
nuestra ·acción y nuestra conciencia, no las palabras .
En esto la política interna de nuestro país ha de
cambiar, como cambian todas las democracias modernas.
Hoy es imposible congeniar los partidos poi íticos
de hace un siglo y aun de hace medio siglo, donde las
forrnas falsas de la poi ítica habían llegado a conseguir
que un argentino pudiera ser mortalmente enemigo de
otro argentiño.
Hoy eso, señores, es inaceptable; es inaceptable acá
y en Budapest. Ya eso es una cosa pasada para el mundo.
Hoy, las'formas de lucha política son totalmente
diferentes. Se hacen todas orientadas con un solo objetivo:
el bien del país en el que cada uno pone su idea,
sea de extrema derecha o sea de extrema izquierda, no
interesa de dónde, siempre que sea una idea que pueda
ponerse ai servicio del destino y de la grandeza del , pa1s.
Eso es lo que pretendemos, señore·s, nosotros, si es
que ganamos.
Señores: si fuera otra fuerza poi ítica la que obtuviera
el triunfo en las elecciones y se hiciera cargo del
gobierno, para nosotros sería igual, en las circunstancias
en que nos encontramos. Pondremos sin ninguna
clase de sectarismos y sin exclusiones de ninguna naturaleza,
la posibilidad de que cada argentino bie~ intencionado,
venga con el rótulo que venga, pueda mtervenir
en la acción de gobierno, ya sea en lo legislativo
como en lo ejecutivo.
Nosotros haremos posible que todos los argentinos,
cualquiera sea su matiz poi ítlco, puedan intervenir en
la defensa de la cosa pública, respetado por las demás
fuerzas. Nunca he visto ese respeto a las minorías del
que se habla, porque lo he oído citar desde que tengo
uso de razón. Pero lo he visto atropellar, también desde
que tengo uso de razón. No he conocido ningún sistema
argentino -y tengo ya setenta y ocho años, dentro
de pocos días-, no he visto que se le diera la
menor importancia, y como dicen los muchachos, que
se diera corte a las minorías, lo que es injusto y lo que
no debe ser. Los grandes valores que la inteligencia
pone en los hombres, no indican que han de estar en
la mayoría o en la minoría: están en todas partes. Esnecesario que eso sea lo que juntemos y acop"para
llevar adelante al país: materia gris en la mayo,
cantidad posible para llevar adelante el . país, siempre
que esté calificada con la honradez y la lealtad que el
país debe exigir a cada uno de sus hijos.
Señores: yo no quiero abrumarlos a ustedes con
muchas otras cuestiones que podríamos desarrollar
dentro del panorama nacional. Me basta con pocas
1 íneas sintéticas para fijar de una manera general la
orientación que el Movimiento Justicialista y el Frente
Justicialista de Liberación Nacional tratan de desarrollar,
y de pedirles a todos los dirigentes poi íticos de las
otras fuerzas poi íticas, que sean nuestros amigos y nos
acompañen en la tarea que es común.
UN GOBIERNO Pensando en lo que hay que realizar, ningún
DE EMERGENCIA esfuerzo realmente útil para el país puede ser despreciable.
Yo he querido llegar a ustedes con estas palabras,
que reafirman, de fa manera más absoluta, que nuestro
gobierno, si es que triunfamos, será un gobierno de
emergencia, porque la situación también es de emergencia.
En ese gobierno de emergencia haremos lo que
en los casos de emergencia hay que realizar: llamaremos
a todos los argentinos, y pondremos en su posibilidad
de hacer cada día algo por la felicidad de nuestro
pueblo y la grandeza de nuestra Nación.
Yo quiero que todos los argentinos sepan que
nuestro Movimiento ni es sectario, ni es excluyente.
Hemos dado prueba de ello a lo largo de treinta años.
Todo el que ha querido llegar a nuestro Movimiento,
ha llegado, y ha tenido el mismo derecho que todos
los demás, porque yo no creo que los movimientos sirvan
solamente, como dicen algunos, con los de fa primera
hora . Sirven con los de todas fas horas, y eso es
· lo que nosotros buscamos.
Y si en esa etapa de emergencia somos capaces de
olvidar y echar a la espalda todas las pasiones que
hayan podido producirse en el pasado, recién contaremos
con el espíritu suficiente para encarar una tarea
con la solidaridad que el propio patriotis.mo nos está
exigiendo .
Muchas gracias por haberme aguantado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario